Del it. gnocchi.
1. m. Masa hecha con patatas mezcladas con harina de trigo, mantequilla, leche, huevo y queso rallado, dividida en trocitos, que se cuecen en agua hirviendo con sal. U. m. en pl.
2. m. coloq. Arg. y Ur. puñetazo.
3. m. despect. coloq. Arg. Empleado público que cobra una remuneración sin asistir al lugar de trabajo ni cumplir ninguna tarea.
4. m. coloq. Ur. Daño producido en la carrocería de un automóvil por causa de un choque.
ñoqui a la romana
1. m. Masa análoga al ñoqui hecha con sémola y que, hervida en leche, se corta en redondeles una vez enfriada y se acaba de guisar colocándola en el horno.
Zampar era lo suyo. ¿Para qué molestarse en trabajar? Madrugar, ducharse, afeitarse, montar en el carro, manejar hasta el trabajo… No, lo suyo era atiborrarse de hidratos de carbono desde que el gallo más cercano abandonaba su saludo matinal. Quiero decir que el letrado permanecía en la cama hasta bien entrada la mañana. Momento en el que tras una dura disputa con las mugrientas sábanas conseguía ponerse en pie y comenzar a funcionar. Total, en su trabajo era el amo. Tenía asegurada su jubilación y no tenía que justificar sus ausencias ante nadie. Era, como decimos, el puto amo. Un verdadero ñoqui.
Gustaba de no madrugar, era vago como él solo. Para más inri, tenía siempre afilada en la lengua la ironía. Era por ello por lo que cuando era presentado ante alguien, solía decir que aunque su nombre era Ignacio, podían llamarlo Iñaqui, en un juego con las letras de su nombre en el que una simple vocal lo convertía en el impresentable personaje que era. Pero sólo para su propio regocijo.
Como queda dicho, los hidratos de carbono eran su pasión. Basaba su alimentación en todo tipo de pastas, pizzas, panes e ingentes y grasientas raciones de patatas fritas.
Quiso el azar, que a su condición de ñoqui profesional, desarrollase una especial afición a engullir plato tras plato de esta comida de origen italiano. Era Iñaqui el ñoqui el rey de los ñoquis.
Continuará… (Aunque suene a amenaza).