¡ESTOY NECESITANDO UN ESPETO DE SARDINAS YA!
¡Ufff, qué calorazo! Necesito un descansito en esto de la articulitis reumatoide crónica. No en el bullir de pensamientos, que de esos me salen a borbotones aunque muchos vayan directamente a la basura. Una tormenta de ideas o un brainstorming after hours, que diría un mono de Gibraltar. Eso de poner la mente en blanco no va conmigo. Lo he intentado todo, desde ir al psicoanalista durante quince años hasta acercarme al santuario de Lourdes, pasando por la acupuntura oriental o los mandalas hindúes, pero nada. Mi cerebro, aparte de ser inextricable, es como una habitación de estilo horror vacui.
Esta primera semana de agosto cierro por derribo el andamio de mi quijotera hasta nueva orden, veremos cuando me pongo en marcha de nuevo. Se terciaría, ya que me fascina Janis Joplin, poner una versión suya de Summertime (creada por George Gershwin para la ópera Porgy and Bess en 1935), pero mejor os pondré mi canción preferida de la norteamericana: Me and Bobby McGee, compuesta por el maravilloso y ahora olvidado Kris Kristofferson.
Este artículo está dedicado a una amiga llamada Mer, a la que veo poco últimamente desde la pandemia y a la que quiero mucho. ¡Cómo te echo de menos, bribona! Que paséis todos un buen verano en la playita, en la montaña o donde demonios os apetezca. Sé de más de una que sí se tomará ese espeto de sardinas en la playa de la Malagueta, ¡qué envidia! Nos vemos en septiembre. A little Kiss.
P.d. Si habéis leído esto durante todo el curso, aparte de la resistencia, sois masoquistas…