Ya no hay excusas. Ya no podemos decirnos unos a otros… «Estoy muy liado, a ver si nos vemos uno de estos días. Venga, nos llamamos».
El mundo actual ya no deja lugar a las excusas baratas. La tecnología, para bien y para mal nos condiciona. En este caso, yo diría que paradójicamente nos deja inermes. Siendo una herramienta poderosísima para acercarnos, es una realidad que a veces nos aleja. Insisto, ya no hay excusas. Quien quiere estar con alguien lo está, aunque no sea físicamente.
Una vez oí algo tremendo. Algo así como: «No tengo tiempo para hablar con mi hijo. Estoy todo el día trabajando». ¿En serio? ¿No somo capaces de arrebatar a nuestros relojes un mísero minuto para hablar con aquellos a quienes amamos o al menos, apreciamos?

Son tiempos vertiginosos, lo sé. Pero nunca llegaré a entender que con lo fácil que lo tenemos hoy por hoy, no seamos capaces de pulsar un par de iconos sobre un pantalla y en menos que canta un gallo, hacer ver a alguien que no nos olvidamos de él, o de ella, o de elle.