CAMBIO DE PIEL

Notó algo extraño al quitarse la corbata. Una ligera descamación en el cuello que le produjo un enrojecimiento. Se desvistió, se puso ropa más ligera y comió aquello que Juana le había dejado en sendas fiambreras. Un excelente salmorejo que preparaba la cordobesa, y algo de carne mechada.

La tarde transcurrió tranquila entre notas de cellos y violines afinados por Bach y Mozart y el libro que descansaba sobre el sofá. Por la noche, el mundo volvió a ladrarle desde la pantalla del televisor del bar al que solía bajar para tomar unas cañas. Volvió a casa despacio, notando que poco a poco algo se iba desprendiendo de su cuerpo. Cansado, se metió en la ducha y sin sorprenderse, vio cómo por el desagüe iban colándose prisas, bocinazos en la mañana, la última traición de uno de sus compañeros, la inevitable bronca de su jefe inmediato, miradas cómplices a varias oficinistas, absurdas discusiones sobre fútbol, cartas del banco, facturas de electricidad, agua… toda una vida al margen de su reducto de paz.

Se secó, se metió entre frescas sábanas y su piel se unió a la de Paula que hacía ya tiempo le aguardaba con su epidermis regenerada.

Total Page Visits: 1419 - Today Page Visits: 1

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *