Aquél día no tuvo muy claro qué bandera enarbolar ni con qué bufanda abrigar su cuello, a pesar de los 19 grados que azotaban las calles. Tras oír las soflamas que ladraba su emisora de cabecera, volvió a optar por una bandera tricolor y una bufanda a juego con uno de ellos, que dejó caer sobre una camiseta que servía de fondo a su eslogan más coreado del último mes… aquel que había ensayado frente al espejo noche y día ante la estupefacción del vecindario: «¡¡¡No nos duele la cabeza, es que no sabes follar!!!».
De esto de arriba podría decirse que no me lo he inventado, es una realidad que se vive en nuestra sociedad todos los días.
El fanatismo -la preocupación o entusiasmo exacerbado por algo- está presente en gran parte del comportamiento del hombre. Raro es el ámbito de la vida en el que no nos lo encontremos. Política, religión, deporte, arte…
Quizá una de las manifestaciones más absurdas del comportamiento fanático sea el asociado al deporte. Jamás olvidaré aquella aciaga tarde noche del 29 de Mayo del 85 en la que murieron 39 aficionados a causa de una avalancha de aficionados en la final de la Copa de Europa entre el Liverpool y la Juventus de Turin. Esta avalancha estuvo provocada por un incidente entre los aficionados más radicales de los dos clubes. Lo que debía haber sido una fiesta se convirtió en una tragedia.

La política llevada al extremo ha traído aberraciones tales como la Alemania Nazi.
¿Vivimos los españoles en un momento de especial fanatismo? Lo parece, francamente. ¿Hay quien sabiendo que se equivoca pide disculpas? ¿Vivimos en una eterna huida hacia delante?
En nuestra España tampoco estamos libres de radicales o fanáticos. En nombre del nacionalismo por ejemplo, el que fuera presidente del PNV, Xabier Arzallus, dijo en su día en cuanto al RH de los vascos la siguiente lindeza: «No estoy diciendo que los vascos tengan derecho a quién sabe qué supremacía. La cuestión de la sangre con el RH negativo confirma sólo que este pueblo antiguo tiene raíces propias, identificables desde la prehistoria como sostienen investigaciones de célebres genetistas»
Actualmente, parece fuera de toda duda que se produce el adoctrinamiento de los más pequeños en algunas escuelas catalanas incitando al odio a lo que representa nuestro país.
En nombre de la Religión se ha matado y se mata. Se han perseguido pueblos. Se siguen lapidando mujeres, cortando cabezas ante las cámaras y mostrándolas al mundo en las Redes Sociales.

¿Hablamos de Arte? Sobre gustos no hay nada escrito, pero… colocar un plátano pegado a una pared con cintad adhesiva, o un vaso medio lleno de agua, pues… ¿Es Arte o fanatismo por parte de quien lo considera como tal?

Hoy basta un teléfono supuestamente inteligente y un pirómano tras él para comenzar un incendio que se propaga de forma exponencial, y llevar a las nuevas hogueras inquisitoriales a todos aquellos que no aplaudan a los nuevos gurús. Las noticias falsas -conocidas como fake news-, por supuesto en absoluto contrastadas, se esparcen a diario por las Redes y son acogidas por fanáticos ansiosos de oír lo que quieren oír, de ver lo que quieren ver, creer con tozudez más allá de evidencias que les llevarían a lo contrario.
Con la Filosofía -asignatura que considero fundamental- aprendí a relativizarlo todo, a mirar la realidad con distanciamiento y unas buenas dosis de frialdad. Dicen que la virtud está en el término medio. El equilibrio. Creo, sinceramente, que hemos perdido nuevamente el rumbo. Los datos que marcan nuestros particulares GPS nos llevan, de seguir así, directos -otra vez- al extremo de algún precipicio.